martes

¿Jamás ángel?





¡Jamás ángel!
Si después de la muerte quieren convertirnos en una miserable flamita que divaga en los senderos de los vientos, hay que rebelarse. ¡Para qué el descanso eterno en el seno del aire, a la sombra de la amarillenta gloria, entre los balbuceantes coros bidimensionales! Hay que incorporarse a la piedra, al árbol, a la hendidura de la reja del jardín. Más vale ser rechinar del piso que horror transparente de perfección. ---Zbigniew Herbert, Poesía polaca contemporánea

No, gracias. No me interesa la metensomatosis. Yo sí quiero ser angelito, y sí quiero el descanso eterno. No me importa ser una miserable flamita, con tal de librarme del trabajo físico. Y no, no quiero ser zapato. Ni rechinido de zapato.

(A mí no me quitan mi sustancia primera. ¡Ja, faltaba más!)

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