miércoles

¿Un ateo agradecido?




El tipo del video [ver abajo], un tal A. Hughman, es un "ateo espiritual". O eso dice él. Hizo un viaje a las montañas de no sé dónde, le pegó un ataque de numen...itis, y quedó maravillado. Maravillado ¿de qué? De la grandeza de las montañas, de la belleza del universo, de su vastedad, de su propia insignificancia y humildad, y de... blablabla. El caso es que el tipo se sintió "uno con el universo". Magnífico. Y, con todo y humildad, también se sintió importante. Él no es más, pero tampoco es menos, que la más grande de las estrellas. Qué bien. Pero lo curioso no es eso. Lo curioso es que, tan espiritual como es, se sintió "agradecido". Sí, "agradecido"...

Lo primero que habría que preguntarle es: agradecido ¿con quién? Si Dios no existe, si nadie creó ese universo tan maravilloso que él describe y que lo llena de emociones tan lindas, ¿a quién hay que darle las gracias? Porque estar o sentirse "agradecido" es... nada menos que tener ganas de dar las gracias a alguien. Pero resulta que aquí no hay alguien. Dios no existe, dice él. Así que no hay persona a quien darle las gracias. De modo que ¿cómo pensará hacerlo? ¿Quiere dar las gracias a la Naturaleza? ¿A las placas tectónicas que causaron la formación de tan espléndidas montañas? ¿O será al Big Bang del que viene todo?

El tipo está rezando y no se da cuenta... 




martes

¿Jamás ángel?





¡Jamás ángel!
Si después de la muerte quieren convertirnos en una miserable flamita que divaga en los senderos de los vientos, hay que rebelarse. ¡Para qué el descanso eterno en el seno del aire, a la sombra de la amarillenta gloria, entre los balbuceantes coros bidimensionales! Hay que incorporarse a la piedra, al árbol, a la hendidura de la reja del jardín. Más vale ser rechinar del piso que horror transparente de perfección. ---Zbigniew Herbert, Poesía polaca contemporánea

No, gracias. No me interesa la metensomatosis. Yo sí quiero ser angelito, y sí quiero el descanso eterno. No me importa ser una miserable flamita, con tal de librarme del trabajo físico. Y no, no quiero ser zapato. Ni rechinido de zapato.

(A mí no me quitan mi sustancia primera. ¡Ja, faltaba más!)

domingo

Anarco-pesimismo


Ciertamente, el gobierno es un mal innecesario… pero, al parecer, también es un mal inevitable.





sábado

El dilema de la responsabilidad moral



De Arnold S Kaufman, "Responsability, Moral and Legal", en Paul Edwards (ed), The Encyclopedia of Philosophy (1967):

El dilema de la responsabilidad moral
Si el determinismo es verdadero, todos los eventos, incluidas las decisiones y acciones de una persona, están  totalmente determinados por circunstancias que están más allá del control de esa persona. Si es así, esa persona no pudo haber decidido o actuado de otra manera. Por tanto, no es libre.
Si el determinismo es falso, hay al menos algunos eventos que no están totalmente determinados por las circunstancias antecedentes. En la medida en que las decisiones y acciones humanas están entre esos eventos no totalmente determinados, tales decisiones y acciones suceden por puro azar. Pero lo que sucede por puro azar no está bajo el control de una persona. Por tanto, en la medida en que sus decisiones y acciones no están determinadas, la persona no es libre.
Pero el determinismo o es verdadero o es falso. Por tanto, la persona nunca es libre respecto de sus decisiones, acciones y resultados de sus acciones.
Ahora bien, se dice que una persona es moralmente responsable de una acción o suceso sólo si es libre en tal respecto.
Por tanto, nadie jamás es moralmente responsable de ninguna decisión, acción o resultado.

¿Hay algún modo de escapar al dilema? Yo no lo veo. Como dice Martin Gardner, estamos atrapados "entre el hielo duro del determinismo y las arenas movedizas del indeterminismo". O entre la fatalidad y el azar, digo yo. La responsabilidad moral (como el libre albedrío) o no existe, o sí existe... pero no la entendemos -o no entendemos cómo.

viernes

Tres nihilismos





Nihilismo tipo A (platonismo decepcionado)

La vida debería tener sentido (nos lo han dicho los curas, los profetas, los santos, hasta los filósofos incrédulos).

Pero el caso es que no lo tiene (¿no ven cuánta cosa mala sucede?).

Luego, todo es absurdo (¿y entonces? “Hay que romper, golpear todo y destruir. Todo lo que se rompa es basura y no tiene derecho a la vida. Lo que sobreviva es bueno”, dijo Dmitri Ivánovich Písarev, nihilista ruso. Y a Netchaev y a Lenin les pareció muy bien).




Nihilismo tipo B (nietzschianismo)

La vida no tiene sentido (todo retorna eternamente a lo mismo).

Pero no tiene porqué tenerlo (Dios ha muerto).

Luego… nada (¿hay algún Superhombre disponible que pueda soportar esto e inventar algo?).



Nihilismo tipo C (stirnerismo)

La vida no tiene sentido (Dios ha muerto).

Y no, no tiene porqué tenerlo (las Esencias se han desvanecido).

Pero, tranquilos, no hay que suicidarse ni volverse locos porque alguien le pega a un caballo (prepárense un café, fundaméntense en nada, y pásenla bien mientras se mueren).




¡Berkeley tenía razón!



La ciencia lo dice:

---Ser es ser percibido: la materia no existe.

---Y es Dios el que lo percibe todo (podemos dormir tranquilos: ni nos caeremos de la cama, ni la cama caerá en el vacío).

http://philosophynow.org/issues/93/On_Known-To-Be-False_Materialist_Philosophies_of_Mind


(Si no puede acceder a la lectura del texto, quizá podamos hacer algo. Un correo a carrillero@yahoo.com)



Ver también: http://www.physics.oregonstate.edu/~stetza/COURSES/ph407h/Quantum%20Mechanics%20and%20Theology.pdf