lunes

La propiedad lockeana no es tan absoluta




La teoría de Locke acerca de la propiedad de la tierra combina la doctrina del Primer Ocupante con la doctrina del Trabajo, pero también con alguna doctrina de Servir al Prójimo. Resumida, su teoría dice lo siguiente:


Una parcela de tierra T pertenece legítimamente a una persona P si, y sólo si:

(1) P es el primer ocupante de T (o le fue transferida de manera voluntaria y pacífica por su primer ocupante o por sus sucesores);

(2) P mezcla su trabajo en T;

(3) P realiza en T un trabajo productivo (es decir, incrementa la cantidad de bienes disponibles para sus vecinos o para la sociedad entera).

(Ver Ensayo sobre el Gobierno Civil, Cap. V, par. 24-51)


En los think tanks libertarianos suelen mencionarse las condiciones (1) y (2). Pero se olvidan de la (3), lo cual distorsiona el espíritu lockeano. Para Locke, la tierra es un regalo de Dios a los hombres. Les entregó la tierra para el sustento y bienestar de todos. No obstante, Dios creó también la Ley Natural, o Ley de la Razón, y esa Ley permite que un hombre particular se apropie de, y disfrute los beneficios de, una parcela particular, siempre y cuando no se la quite a nadie, trabaje en ella, y deje a otros lo suficiente para que también esos otros puedan disfrutar. Sin embargo, al escasearse las tierras, al no existir ya tierra suficiente para todos, sólo de una manera el ocupante puede cumplir la condición (3): siendo productivo, esto es, produciendo tal cantidad de bienes, que los otros no sean perjudicados por la posesión privada de una fracción de tierra. Sólo así el ocupante queda justificado ante Dios.

En otras palabras, la propiedad lockeana no es absoluta: es condicionada. Yo, propietario, tengo derecho a disfrutar los frutos de mi parcela. Pero no tengo derecho a hacer en ella todo lo que quiera. No tengo derecho, por ejemplo, a dejar que los frutos se pudran. Ni derecho a arrojarlos al mar. O a dejar de producir. O a producir lo que nadie desea o necesita.

sábado

La muerte de Hitchens


ACTO ÚNICO

HITCHENS (en su lecho de muerte)

Si acaso me convierto ahora, será sólo porque es mejor que muera un creyente a que muera un ateo.


FANS DE HITCHENS (rodeando su lecho de muerte)

Jajaja, ¡eres genial, Christopher! Sarcástico hasta el final, jajaja…


HITCHENS

Oh, auch, auch… duele, duele mucho la garganta… Pero no importa. Soy muy macho, no me arrepiento… auch, aaah, auch… ¡Muera el capitalismo!... aaaghhh, bbuuuuuuuffff (Muere)


FANS

Se nos ha ido. Hitchens ha muerto. ¡Nunca te olvidaremos, Christopher!


EGO DE HITCHENS (flotando encima del cadáver)

¡Oh, fuck!  ¿Y esto qué es? Estoy flotando… ahí abajo está mi cuerpo… ¿what the hell…?


FAN #1

Habrá que releer todos sus libros…


EGO DE HITCHENS

Estoy creciendo… ¿qué me sucede?


FAN #2

Más aún, habrá que hacer una compilación y una nueva edición…


EGO DE HITCHENS

Me estoy inflando… ¿qué pasa?


FAN #3

¡Sí, buena idea! Y comentada por Dawkins, Coyne, Krauss, Dennett…


EGO DE HITCHENS

Sigo inflándome más y más, ¿qué pasa?, ¿qué es esto?


FAN #4

Incluso podríamos pedir a Hawking… ¡o tal vez a Tyson! ¿Qué tal un documental en la tele? ¡O en el cine!


EGO DE HITCHENS

No paro de inflarme, ¿qué está pasando? ¡Oh, no! ¡Fuck!... PAAAFFFFFFFFFFFF (Revienta y se desvanece en la nada)


FAN #1

Bueno… sí, una nueva edición comentada… aunque ¿para qué?


FAN #2

Sí… ¿para qué? Ya sabemos lo que decía…


FAN #3

Hombre, pues para conservar su memoria…


FAN #4

¡Claro, Christopher se lo merece!... Hey, ¿vieron el juego de los Patriots?





The besetting sin of powerful intellects is pride. Lucifer, as his name indicates, is or was the light-bearer. Blinded by his own light, he could see nothing beyond himself. Such is the peril of intellectual incandescence. Otherworldly light simply can't get through. One thinks of Nietzsche, Russell, Sartre, and to a lesser extent Hitchens. A mortal man with a huge ego -- one which is soon to pop like an over-inflated balloon. (William Vallicella)









Agnosticismo fideísta

Pienso que el agnosticismo fideísta, o al menos el mío, podría resumirse en estas proposiciones:

---No sé si Dios existe; no sé si el alma existe (o no sé si mi yo es un yo sustancial); no sé si hay vida post mortem. No lo sé; no tengo pruebas suficientes.

---No obstante, tengo la esperanza de que existan; quiero creer que existen y que soy algo más que materia.

---Por otra parte, tengo indicios de que existen; indicios pobres, tal vez muy pobres (argumentos de algunos filósofos o teólogos, conjeturas y sospechas de algunos científicos, palabras de algún escritor, visiones de religiosos, relatos de personas comunes, extrañas sensaciones mías), pero indicios al fin y al cabo.

---De todas maneras, no es mucho lo que pudiera perderme si decido creer; de hecho, no veo en qué me estorbaría.

 ---Luego entonces, ¿por qué no creer? ¿Por qué no dar el salto de la fe?

(¿O será que es muy difícil creer... empezar a creer? ¡Nada de eso! Como dijo Alicia al Sombrerero Loco, con algo de práctica, uno es capaz de creer hasta seis cosas imposibles antes del desayuno)




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