Sí, los marxistas, los anarcosindicalistas, los tolstoianos y algún que otro romántico idealizan al trabajo manual. Lo sobreidealizan.
Pero la verdad es... que es
un trabajo horrible. Pesado. Riesgoso. Mal pagado. Muy poco
interesante. Poco o nada artístico. Trabajo embrutecedor. Aburrido. Rutinario. Mecánico, o
casi. Sucio. Grasiento. Te hace sudar, todo se te pega y hueles muy feo. Terminas de mal humor.
Tan horrible y estúpido es ese trabajo, que quienes lo hacen quisieran estar
haciendo otra cosa. Huyen de él como se huye de la peste, decía
Marx, el más insigne de sus defensores -y uno de los que más huyeron de él (por cierto, con mucho éxito, a Engels gracias... perdón, a los obreros de Engels gracias).
Está
bien hacer trabajo manual. La sociedad lo necesita, es el más útil de todos los
trabajos. Pero nadie debería hacerlo más de una hora diaria. U hora y media, si
es preciso. Hacerlo por convicción ideológica, o hacerlo para impresionar a tal o
cual tipo del barrio o del sindicato, o hacerlo para que digan cuando te vean
pasar
---Ahí va uno de esos hombres útiles, ¿qué haríamos sin ellos?
... eso es una barbaridad. Una necedad. La idiotez elevada a su máxima potencia. Vamos, ni siquiera puede decirse que el trabajo manual mejora tu condición física. Suponiendo que no perdiste un ojo o una mano al hacerlo, suponiendo que no quedaste cojo o tullido luego de una caída, suponiendo que no quedaste silicoso por el polvo en la mina, es cierto que el trabajo manual te endurece los músculos y puede que te ponga guapo unos años. Pero resulta que al final vives, en promedio, menos años que la gente más sedentaria y más dada a los quehaceres cerebrales. Y tus últimos años son años de dolores en la columna, mirando la televisión (lo único apropiado para tu pequeño y empequeñecido cerebro) y conectado al tanque de oxígeno. ¿Que el trabajo manual es bueno para el corazón? Es verdad, sí. Parece que reduce el colesterol. Muy bien, en lugar de la hora y media, que sea hora y tres cuartos...
---Ahí va uno de esos hombres útiles, ¿qué haríamos sin ellos?
... eso es una barbaridad. Una necedad. La idiotez elevada a su máxima potencia. Vamos, ni siquiera puede decirse que el trabajo manual mejora tu condición física. Suponiendo que no perdiste un ojo o una mano al hacerlo, suponiendo que no quedaste cojo o tullido luego de una caída, suponiendo que no quedaste silicoso por el polvo en la mina, es cierto que el trabajo manual te endurece los músculos y puede que te ponga guapo unos años. Pero resulta que al final vives, en promedio, menos años que la gente más sedentaria y más dada a los quehaceres cerebrales. Y tus últimos años son años de dolores en la columna, mirando la televisión (lo único apropiado para tu pequeño y empequeñecido cerebro) y conectado al tanque de oxígeno. ¿Que el trabajo manual es bueno para el corazón? Es verdad, sí. Parece que reduce el colesterol. Muy bien, en lugar de la hora y media, que sea hora y tres cuartos...
Pero, además,
¿para qué quieres tanto músculo endurecido? Las chicas los prefieren con
dinero…
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